Tápame los oídos, quiero verte

No encontraba el momento perfecto para preguntarme, qué soy si no tengo lo que quiero. Creo, pero solo creo, que nunca había sido tan positiva como este último mes... pero eso si, he perdido el Norte, porque el no estar enamorada significa no tener inspiración, sentimiento, esa canción que te recuerda a la persona amada que te hace escribir hasta la más bonita de todas las historias de amor, hasta el renglón más largo con un solo significado; te quiero. Dicen que estar enamorado es un cúmulo de sensaciones extraordinarias las cuales quienes no lo haya vivido jamás podrán descubrir... Yo hoy digo que estar enamorada no son esas mariposas en el estómago, ni aquella bajada de la montaña rusa... es una sensación más extraña aún. No solo con él sientes el placer de vivir, sino el temor de aún haberlo vivido...

Pero pese a todo, he vivido las mejores experiencias de mi vida, pues solo se puede denominar magia lo que la mente y el corazón es capaz de hacer solo por una persona, esa persona que está dentro de tu cabeza las 25 horas del día, y los 8 días a la semana, esa persona que cuando la miras a los ojos sientes que te ahogas pero que está ahí para salvarte, que por mucho que se muevan las agujas del reloj está ahí a cada minuto... Todas esas sensaciones que derepente y sin pensarlas dos veces desaparecen, un día tal como ayer o mañana, hoy no... esas sensaciones que se pierden en el abismo, que aún viéndolas cómo se van te quedas quieta porque sabes que lo estropearás.

Entonces pierdes la razón, y haces justo lo que no deberías hacer, mirar hacia atras, mientras escuchas aquel consuelo que dice: <Si vuelve estará contigo para siempre, si no...> Y si no me quedo aquí, hundida, porque tanto esa voz como yo, sabíamos que el ocupaba y ocupa gran parte de ese corazón que a veces deja de latir... y sin darme cuenta vuelvo apagar la luz para pensar que mañana quizás sea el día en que todo vuelve a la normalidad, que mañana quizás sea aquella estúpida página 30...